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Dieta
fuera de casa
¿Deseas
perder unos kilos, pero renuncias a intentarlo porque comes a diario fuera
de casa? Tu y muchísimas personas más os
encontráis en la misma circunstancia. Es difícil, sí,
pero no imposible. Te lo demostramos.
Jornada
tras jornada, de lunes a viernes, miles de personas comen fuera de casa
porque su horario laboral y las distancias que existen, sobre todo en
las grandes ciudades, les impiden volver a su hogar a mediodía.
No es la opción ideal, está claro, pero tampoco es posible
elegir, la mayoría de las veces, por tanto hay que tratar, por
todos los medios de sobrellevar esta circustancia en las mejores condiciones
posibles. Y, por supuesto, intentar elegir unos menús lo más
sanos y saludables. Las cosas resultan aún más complicadas
cuando alguien está intentando adelgazar. Es más, no pocas
personas se quejan de que, desde que comen fuera de casa, han engordado,
y mucho. En estas condiciones, el objetivo de seguir una dieta con ciertas
garantías parece casi una misión imposible. Pero ¡ojo!
aún así no es cuestión de rendirse. Si te organizas
bien, eliges los lugares más adecuados y, por qué no, aprendes
a conocer un poco mejor los alimentos y la forma más idónea
de prepararlos, seguro que no aumentarás ni un gramo, incluso es
posible que los pierdas de vista. La primera y más importante cuestión
es decidir que local es el más adecuado: ¿el restaurante
de la esquina, un chino, un italiano, uno de comida rápida o la
propia oficina? Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. Veamos cuáles
son unas y otros.
¿Con
la vianda a cuestas?
Llevar la comida de casa al trabajo soluciona muchos problemas relacionados
con la dieta. No hay demasiados problemas para hacerla al pie de la letra.
Sólo tendrás que calibrar muy bien las raciones diarias,
prepararlas con la mínima grasa, transportar la comida y mantenerla
refrigerada hasta la hora de la comida y tomarla en tu centro laboral,
en el comedor preparado para tal efecto o en tu propia mesa. Es esencial
que no comas a toda velocidad. Si éste es tu caso, seguro que dispondrás
de un microondas, y es esencial que calientes los alimentos, ya que si
los comes fríos a diario (ensalada tras ensalada) acabarás
por cansarte de la dieta.
De primer
plato puedes tomar una sopa exenta de grasa o un consomé, una ensalada
aliñada con salsa de yogur, un arroz con verduras o marisco o una
pasta con verduras, atún o carne picada, sin apenas aceite.
De segundo
una tortilla francesa de dos huevos como mucho dos veces por semana, o
un filete de pollo o de ternera a la plancha o un pescado cocido acompañado
de verduras. Recuerda que con 100 g de carne o pescado es suficiente.
De postre
fruta o un lácteo descremado o un queso ligero.
Claves
del éxito
Para obtener buenos resultados es esencial que tengas en cuenta estas
dos premisas: Procura variar los menús lo máximo posible
y, de vez en cuando, no dudes en darte algún pequeño capricho
o salir a comer un día a la semana, a un restaurante. Luego bastará
con que lo compenses en la cena.
Evita ponerte
al lado de personas que comen opíparamente, ¡es una de las
cosas más difíciles ¿Y hamburguesa?
No, gracias
Quien esté libre de haber recurrido a las hamburguesas en alguna
ocasión que tire la primera piedra... Pero ¡ojo! si lo haces
con demasiada frecuencia tu silueta se resentirá. Debes saber que
un menú a base de hamburguesa con patatas, salsa, un refresco y
un helado, pueden arruinar todo tu esfuerzo de meses frente a la báscula.
La broma, en el mejor de los casos te saldrá por 852 calorías.
En el peor, puede llegar a las 2.000 calorías, en una simple comida
(más o menos 2.000 calorías es el cómputo total diario
de una mujer estándar). ¿La mejor opción? Si te encuentras
en la hamburguesería es elegir una buena ensalada, y a continuación
un sandwiche de jamón de York y queso o de pollo, sin salsa ni
patatas fritas. Y de bebida agua o un refresco light. Toma nota del valor
energético de esta comida tan americana:
La hamburguesa ¡cuidado!
Con su bollo con ajonjolí, dependiendo de los ingredientes:
Simple (120 g) 275 kcal.
Con queso (130 g) 350 kcal.
McPollo (200 g) 400 kcal.
Doble con queso (200 g) 450 kcal
Big Mac (200 g) 500 kcal
Cuarto de libra con queso (200 g) 550 kcal McRoyal Hamburger (230 g) 550
kcal Simple con patatas fritas (285 g) 750 kcal Con queso y bacon (450
g) 1.153 kcal Las salsas... suma y sigue
En
general la guarnición de salsas es imprescindible, por tanto no
hay que saltárselas, a la hora de valorarlas:
Ketchup (1 ración, 29 g) 27 kcal Agridulce (1 ración, 29
g) 51 kcal Barbacoa (1 ración, 29 g) 48 kcal Curry (1 ración,
29 g) 13 kcal
Mostaza picante (1 ración, 29 g) 61 kcal Las patatas fritas ¡una
bomba!
Pese a que este tubérculo cocido o asado te lo puedes permitir
(sólo aporta 71 calorías por cada 100 gramos), fritas resultan
prohibitivas.
Patatas fritas (1 ración, 175 g) 375 kcal
La bebida... también cuenta
La mejor opción es siempre agua (0 calorías), como las ranas,
pero no vamos a engañarnos. Muy pocos la eligen.
Cerveza (1 vaso, 200 ml) 80 kcal.
Cerveza sin alcohol (1 vaso, 200 ml) 42 kcal. Refresco de naranja (1 vaso,
200 ml) 96 kcal. Refresco de cola (1 vaso, 200 ml) 87 kcal. Refresco de
cola light (1 vaso, 200 ml) 2 kcal. Y de postre... helado, con salsa
Está buenísimo sí, pero es la gota que colma
el vaso. Si sucumbes a la tentación estas sumando:
Cono (100 g) 175 kcal.
Tarrina de sabores (165 g) 270 kcal.
Helado con caramelo caliente (165 g) 300 kcal. Helado con chocolate caliente
(165 g) 300 kcal.
¿Vas al autoservicio?
...que no se te vayan los ojos
Tienes
todo a la vista, organizado por grupos: primeros en forma
de verduras, ensaladas, potajes y huevos, platos fuertes con distintos
tipos de carnes, pescados y pollo, platos de pasta, pizza y los postres
con diversas preparaciones no precisamente de dieta (tartas, flanes...),
y varias clases de fruta.
Esto es
bueno por un lado, y malo por otro.
Es bueno
porque está todo ante los ojos y eso permite elegir sabiendo muy
bien lo que hay en cada plato. Es malo porque es muy fácil que
la visión de numerosas tentaciones te haga caer en ellas (pasta,
patatas fritas, salsas muy calóricas...). Qué hacer: basta
con que tengas un poco de fuerza de voluntad para salir airosa del lugar.
Podrás
seguir a dieta si:
Empiezas por un plato de verduras. La mejor opición es siempre
un buen bol de ensalada cruda, aderezada con sal, vinagre y unas gotas
de aceite (máxime 1 cucharada) o bien unas verduras cocidas o salteadas
con poca grasa. En cualquier caso, es material de alto riesgo calórico
las salsas expuestas allí mahonesa, rosa o roquefort son una auténtica
bomba de calorías. Pasa de ellas, manténte firme.
Un par de
días a la semana elige como entrante un plato de legumbres, eso
sí, opta por raciones moderadas y ten la precaución de retirar
los embutidos o el bacon que suelen acompañarlas. Las legumbres
son una excelente fuente de proteínas vegetales, con un alto valor
biológico y con la virtud añadida de ser muy saciantes.
Un par de días a la semana puedes optar por huevos revueltos, en
tortilla o cocidos.
Como segundo,
tomas un filete o un pescado a la plancha, o pollo asado, sin la piel
grasa. Las técnicas más light son el vapor, la plancha y
el asado.
De postre
elige siempre una pieza de fruta. Un yogur "light" o un sorbete
son otras buenas opciones para terminar tu comida.
Aunque en
cuestión de bebidas no cuentas con muchas alternativas, tienes
permiso para beber un vaso de buen vino en comida y cena, una gaseosa,
un refresco bajo en calorías o agua mineral.
¿En
el restaurante de menú? Elige dos primeros
Es una de las mejores opciones porque hay muchos restaurantes de este
tipo, son económicos y ofrecen tres o cuatro platos de primeros
y segundos y varios postres.
Resulta
un tanto peligroso si la cocina básica del local es a base de guisotes
y frituras rebosantes de grasa.Qué hacer: pese a que indique expresamente
que se trata de "cocina casera" no te confies, pues a menudo
implica que el cocinero va a hacer especial hincapie en una serie de comidas
excesivamente calóricas. Incluso en este tipo de lugares puedes
salir victorioso.
Puedes
comer en este tipo de locales sin miedo a engordar si:
Como norma general, al elegir sigue más o menos sigues las mismas
pautas que en el autoservicio. Siempre habrá, o debería
haber, verduras o ensaladas para empezar, y un filete o un pescado a la
parrilla como plato fuerte. También es habitual la presencia de
algún tipo de fruta entre una variada oferta de natillas, flanes,
arroz con leche o helados. Por tu bien, pasa de todo este tipo de postres.
Esa debe ser tu mejor elección.
Seguro que
será posible elegir dos primeros platos en lugar de un primero
y un segundo. Al restaurante le interesa porque los primeros suelen ser
justo los más baratos. Puedes tomar entonces unas patatas guisadas
y luego una tortilla o un revuelto de trigueros, por ejemplo. 0 una buena
ensalada verde y un plato de legumbres, desgrasadas (retira el chorizo...).
0 una sopa o consomé y un arroz con verduras...
Si sospechas
que algo de lo que aparce en el menú puede ser muy calórico,
no te quedes con la duda. Pregunta al encargado si está hecho con
nata líquida, si lleva harina... No hace falta que confieses que
estás a dieta, pero si lo que te traen al final no se corresponde
con lo que esperabas, siempre puedes rechazarlo.
¿Cocina
internacional? En versiones light
Lo más seguro es que no acudes a diario a un restaurante de comida
internacional, pero sí lo harás de cuando en cuando, aunque
sólo sea para salir de la rutina. Cualquiera que sea el tipo de
cocina elegido, también hallaras opcionesa que no tienen por qué
afectar a tu línea y a tus deseos de perder peso. Para
ello, ten en cuenta estas premisas, según donde vayas:
Si acudes a un italiano Pasta y ensalada.
Puedes hacer de la socorrida pasta el plato principal, siempre y cuando
no la pidas con salsas muy calóricas.
Prohibido:
Nada de nata, bechamel o mantequilla, sino salsa de tomate, almejas, gambas
o verduras para acompañar unos espaguetis o unos fetuchines.
Permitido:
Una ensalada, preferiblemente de hoja verde ya que son las menos calóricas,
será el complemento perfecto para la pasta o, por qué no,
también para un plato ligero de carne o pescado, tipo escalopines
o merluza, respectivamente.
De postre y para no estropear tu buen criterio en la mesa, una pieza de
fruta, un lácteo o un sorbete, descarta el tentador helado italiano.
El típico restaurante francés Ni quiches ni patés
Es poco adecuado para intentar adelgazar por múltiples motivos,
pero también puedes encontrar algunas alternativas ligeras:
Prohibido:
Volovanes, quiches y demás delicias superengordantes que entran
por los ojos. ¡Ni probarlas! Resístete también ante
los patés o las cremas, muy ricas en nata, o las patatas fritas
en abundante mantequilla.
Y en el postre huye de crepes, suflés y petit choux. Pide una pieza
de fruta.
Permitido:
Opta por las verduras hervidas o a la plancha, que en estos locales se
preparan de forma exquisita.
No olvides las ensaladas templadas o los huevos revueltos o en tortilla.
Después, un pescado a la sal, una pechuga de pollo o pavo a la
parrilla o una carne a la plancha permitirán comer más que
de sobra sin sobresaltos en la báscula. Sólo es cuestión
de autocontrol.
Ir a un restaurante alemán Descarta la mayonesa
Tampoco ayuda mucho en nuestro objetivo frente al sobrepeso acudir a un
local alemán, entre otras cosas porque las raciones suelen ser
grandísimas. ¡Tranquilidad! incluso en estos restaurantes,
con un poco de disciplina, podrás salir airoso. Empieza por asegurarte
bien de qué es lo que comes, preguntando al maitre la composición
y preparación de cada uno de los platos que desconozcas.
Prohibido:
Huye de los platos que incluyen patatas fritas o ensaladas, pues éstas
suelen ir aliñadas con variantes de la mayonesa, que son súpercalóricas.
Pasa de postres, muy energéticos (la típica tarta, pasteles...).
Permitido:
Carpaccio carne cruda en lonchas muy finas o una chucrut col fermentada
son buenas alternativas, al igual que un par de salchichas cocidas con
arroz blanco.
Toma un café o una infusión con sacarina.
¿Te gusta la cocina oriental? Toma soja y marisco
No todos los días, pero de vez en cuando resulta una buena idea
acercarse hasta un chino. Como en todo, esta regla también tiene
sus excepciones.
Prohibido: Las salsas
agridulces, ya que llevan azúcar y deben ser obviadas. Los rollitos
de primavera, el wantun o los platos muy condimentados. Helados fritos
o con nata y nueces (¡aportan tropecientas calorías!)
Permitido:
Bambú, brotes de soja, setas chinas o arroz hervido son buenas
ideas como entrante.
Unas gambas o langostinos, de segundo, aportan proteínas de magnífica
calidad y hacen más atractiva una dieta cuyo objetivo se centra
en perder peso. Mango o ¡¡chis al natural, para terminar,
suponen un buen colofón.
SECCIÓN
DE DIETAS
- RÉGIMEN FÁCIL
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